martes, 5 de julio de 2011

BESO IX: 'LOS HOMBRES DE PACO' (SARA Y LUCAS)



SARA (MICHELLE JENNER)
 Y LUCAS (HUGO SILVA)


 Después de dos de las grandes parejas de la televisión americana, como son Rachel y Ross (Friends) y Carrie y Mr. Big (Sex and the city); ahora le toca el turno a una de la televisión española, como es la formada por Sara y Lucas, de Los hombres de Paco.



Sara: Si tú saltas, yo salto. Si te disparan, yo sangro. 





Lucas: Voy a ir a por Sara porque estaba en peligro, porque le he dicho que la iba  a cuidar, porque le he jurado que le iba a decir todos los días que la quiero. Porque me da igual lo que piense la gente y me da igual lo que pienses tú, Paco. Me da igual que tenga 17 años y me da igual que tú seas su padre. 


Sara: No soportas que te quiera, no soportas que te odie… entonces, tú dirás.
Lucas: Prefiero que me quieras. 



Sara: No te odio tanto… sólo un poquito.
Lucas: No te quiero tanto… sólo un poquito. 


Sara: Cómo he terminado haciendo daño a todo el mundo, si yo sólo quería quererte y comerte a besos cuando llegaras a casa, y verte allí al lado cuando suena el despertador y mirarte cuando desayunamos con olor a pan tostado y no dejar de mirarte en todo el día, pero lo único que he conseguido es caer enferma de tristeza, lo siento tanto… te he querido tanto.
Lucas: Sara, no podemos seguir así. Te estoy jodiendo la vida.
Sara: No, Lucas, te la estoy jodiendo yo a ti.
Lucas: Vale, nos la estamos jodiendo los dos… yo no quiero verte enferma, ni triste. 



Sara: Tú no te acuerdas, pero antes nos lo contábamos todo y tú me dabas consejos. He conocido  a un chico, pero tiene un poco de prisa conmigo, sus padres no van a estar este fin de semana.
Lo tendré que decidir yo sola.
Lucas: Yo esperaría  a que apareciera la persona adecuada y si esa persona ya ha aparecido, esperaría a que las cosas estuvieran un poco más calmadas.
Sara: Ya Lucas, pero una no puede estar toda la vida esperando. 



Lucas: Sara, Sara, hace frío.
Sara: Muchas gracias Lucas, para una cosa que te pido. Te he dicho que no quería volver a verte antes de irme, ¿para qué has venido?
Lucas: No te puedes ir a Dublín.
Sara: ¿Por qué? ¿Por qué, Lucas? Ah, sabes que me voy para olvidarte. Me pides que no me vaya y encima no sabes decirme por qué.
Lucas: No te puedes ir a Dublín.
Sara: Eres un cobarde, Lucas, un cobarde. Te odio, te odio…
(…)
Sara: Nos podemos  ver  a escondidas, nos podemos ver en secreto y así nadie sospechará nada y nos dejarán en paz.
Lucas: No, no.
Sara: Me besaste Lucas, no pudiste evitarlo, porque me quieres. Dime que me quieres y me iré. 


Lucas: Perdóname. Mira, yo siempre me he sentido solo, siempre, aunque haya tenido a tu padre, a Mariano, a tu madre… pero en el fondo siempre me he sentido solo… siempre. Hasta que empezaste a quererme, entonces pensé que lo mejor para ti era que me dejaras de querer, porque yo creía que yo no era bueno para ti. Hice todo lo posible para que te alejaras de mí, todo, pero no me sirvió de nada, Sara… no sirve de nada… no puedo dejar de quererte. Porque cuando estoy contigo me siento distinto, me siento bueno, me siento mejor persona. Por eso no puedo dejar de quererte, no puedo aunque lo intente con todas mis ganas, no voy a ser capaz nunca. Si ahora mismo cayese una bomba atómica aquí y se lo llevase todo por delante, pero a mí me pillase abrazado a ti, me daría igual, Sara, me daría lo mismo.
Sara: ¿Has terminado?



Sara: Oye Lucas, ¿puedo hacerte una pregunta?
Lucas: Claro.
Sara: Tú… ¿cómo perdiste la virginidad?
Lucas: Joder… vaya día… ¿y se puede saber qué clase de pregunta es esa?
Sara: Pues no sé, la clase de pregunta de la que me gustaría saber la respuesta, ¿por?... Tengo más…
Lucas: ¿No te parece que eres demasiado pequeña para hablar de esas cosas?
Sara: (Niega con la cabeza) Yo ya he pensado cómo quiero perderla, ¿sabes cómo?
Lucas: Pues no, ni lo sé ni quiero saberlo, y si tienes que contárselo a alguien… pues se lo cuentas a una amiga o una profesora o lo escribes en un diario o qué sé yo, pero a mí no.
Sara: Me gustaría que fuese por la noche en un coche de policía con las sirenas puestas…
Lucas: Pero bueno Sarita, ¿tú te has vuelto loca, o qué? ¿Qué quieres que llamemos a tu padre y se lo contemos? ¿Eso es lo que quieres?
Además, no sé para qué me cuentas a mí esto, soy tu tío.
Sara: Bueno mi tío, lo que es mi tío no eres… como mucho mi extío político. Es que no sé con quién quiero perderla… si con alguien de mi edad… o con alguien más mayor… con experiencia… alguien que me trate con cariño… que tengas esposas… y pistola…
Lucas: ¡Joder!



Sara: Cuando papá dijo si alguien tenía algo que decir sobre Lucas, ¿sabes de lo que me hubiera gustado hablar? De un viaje, de los dos solos, de una noche en una habitación, al lado del mar, de Lucas sentado en el porche, mirando las estrellas, y yo tocando la guitarra.
Lola: Y eso, ¿cuándo fue, cariño?
Sara: Nunca, nunca y lo peor de todo es que lo más bonito con Lucas estaba aún por llegar. 



Lucas: Va a caer una tormenta que lo va a arrasar todo. 



Sara:¿Sabes qué era lo mejor para mí? Escuchar a Lucas reírse por las mañanas, que me picase la mejilla con la barba de tres días, el olor de cada uno de sus besos. 



Sara: Lucas no quiero hablar contigo.
Lucas: Escucha, déjame que te diga una cosa. Luego si quieres cuelgas y no volvemos a hablar en la vida, pero por favor, déjame que te cuente lo que pasó.
Sara: Lo que pasó, es que me dejaste plantada a 7.000 kilómetros de distancia.
Lucas: No, lo que pasó es que Mariano iba a cometer una locura, era un caso de fuerza mayor. Sara, me esposaron, me quitaron el pasaporte, me metieron en un calabozo. Por eso no pude coger ese avión, ¿lo entiendes?
Sara: ¿Qué si lo entiendo? Y qué yo dejé plantada a mi familia el día de mi cumpleaños, que no antepuse nada ante ti, ¿entiendes tú eso?
Lucas: Pero es que tú y yo no somos iguales, no somos la misma persona. Sara, ¿tan malo he sido como para romper la baraja justo antes de empezar?
(Sara agacha la cabeza triste).
Lucas: Sara puedes protegerte y pensar que nunca hubiera funcionado, pero tú y yo sabemos que nadie coge un avión enamorada y aterriza odiando al hombre con el que se iba a ir al otro lado del planeta. Y aunque lo quieras tapar con todas tus fuerzas los dos sabemos que tú me quieres tanto como yo te quiero a ti.
(A Sara se le caen las lágrimas).
Lucas: Así que cuando tengas el valor de reconocerlo, de asumirlo, entonces me llamas. Pero si lo vas a hacer para cualquier otra cosa, mejor no lo hagas… yo siempre te estaré esperando. 


(Lucas llama a Sara por teléfono).
Sara: ¿Lucas?
Lucas: Sara, tengo que decirte una cosa. No siento nada por ti, no lo he sentido nunca.
Sara: ¿Cómo? No, no te creo, Lucas. ¿Y el beso?
Lucas: ¿El beso? ¿Sabes lo que me hizo sentir el beso? Me hizo sentir despreciable, que me diera asco de mí mismo.
Sara: No es verdad Lucas, sé que me quieres.
Lucas: No vuelvas a acercarte a mí, Sara.
Sara: Estás con mi padre. Me estás diciendo esto, porque estás con mi padre. Lucas, si me quieres, dime que no me quieres.
Lucas: No te quiero.
Sara: Si me quieres, dime que nunca estaremos juntos.
Lucas: Nunca estaremos juntos.
Sara: Si me quieres, dime que soy una cría.
Lucas: Eres una cría.
Sara: Te quiero, te quiero, te quiero. Lucas, te quiero.



Lucas: ¿Me acompañas al aeropuerto a buscar a mi sobrino?
Sara: Yo sólo iría contigo al aeropuerto para coger un avión e irnos a una playa perdida y comernos  a besos hasta que me olvide de qué día es y que me vuelva loca de tanto quererte. Así que a recoger a tu sobrino… te vas tú solito. 


Sara: ¡Qué bonito se ve todo desde aquí! Se ve todo Madrid.
Lucas: Tú eres lo más bonito que se ve desde aquí.
Sara: ¿Estás enamorado?
Lucas: Sí… mucho. 

FUENTE: LUCASYSARLHDP

Lucas: Saben dónde vivo, saben en la taza que bebo, lo saben todo, todo…
Sara: No lo saben todo, no saben lo mucho que te quiero. 



Sara: Oye Lucas.
Lucas: Dime.
Sara: ¿Sabes cuántos pasos hay de tu cama a la mía?
Lucas: ¿Cómo?
Sara: Míos, 17, tuyos muchos menos.
Sara: Oye Lucas.
Lucas: ¿Qué?
Sara: ¿Sabes que soy sonámbula?
Lucas: Buenas noches Sarita, buenas noches. 





Sara: ¿ Estás bien?

Lucas: Sí, borracho, pero bien.
Sara: ¿Seguro que no te pasa nada?
Lucas: Por lo menos nada bueno, y tampoco hago yo nada para que me pase algo bueno, ¿sabes?
Sara: Pues será porque tú no quieres.
Lucas: ¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que cuando estoy realmente jodido, apareces con esa sonrisa… y eso me gusta…
Sara: Y a mí también me gusta… por eso voy a estar aquí siempre que me necesites, Lucas. Te lo he dicho mil veces, siempre.
Lucas: Eres lo más bonito que tengo alrededor, Sara. Y eres la única persona a la que importo de verdad… y hay veces que pienso que podrías ser tú… la…
Sara: Sí que soy yo, Lucas… Lucas, sí que soy yo. No dudes ni un momento que soy yo… pero hasta que te des cuenta, yo esperaré.
Lucas: Hay que estar loco, hay que estar loco para pasar de ti. Así que quedas confiscada…




Sara: ¿Sabes que le regalaría yo a alguien de quien estuviese enamorada? Una bola del mundo, para jugar con él a cerrar los ojos y hacerla girar y señalar los sitios donde podríamos ir juntos.
Lucas: Tú sí que sabes hacer regalos.
Sara: ¿Sabes la cantidad de lugares dónde podríamos ser felices tú y yo?
Lucas: Ya, pero nosotros estamos aquí, en San Antonio.
Sara: Sólo se tardan 12 horas en llegar al hemisferio sur.
Lucas: Y en 12 horas seguirías siendo menor de edad.
Sara: Dentro de un año cumplo los 18.
Lucas: Dentro de un año, 2 meses y 6 días.
Sara: Pero bueno, cuando cumpla los 18, ¿qué? Seguiremos aquí en San Antonio y mi padre seguirá siendo mi padre y seguirá queriendo matarte si me pones una mano encima.
Lucas: Eso no va  a ser siempre así.
Sara: ¿Me estás pidiendo que te espere? ¡Pídemelo!



Lucas: Me estoy portando como un hijo de puta con la persona que más quiero. Ella es la razón por la que me despierto todos los días… y también la razón por la que no me quiero levantar y ¿sabes una cosa? Yo también me despierto abrazado a un hueco vacío todas las mañanas. 

FUENTE: FOTOLOG



Lucas: ¿Estás bien? ¿Sigues mareada?
Sara: Un poco. Hacía tiempo que no dormíamos así de juntos y abrazados.
Lucas: La próxima vez sin cloroformo y en otro continente, ¿no?
Sara: ¡Qué remedio! Ahora que me has salvado la vida, tendré que seguirte como los monjes saurin.
Lucas: ¿Quiénes son?
Sara: Unos monjes tibetanos que creen que cuando alguien les salva de un peligro, su vida les pertenece, entonces tienen que seguirles hasta que les devuelvan el favor.
Lucas: Osea, ¿qué me vas a seguir? Aunque sea a 11.000 kilómetros de distancia, aunque tengamos que coger un avión durante nueve horas y se nos quede el culo dormido y las piernas sin circulación.
Sara: Aunque tenga que ir en patera. ¡Qué sí! Dónde sea. 


Sara: Has venido.
Lucas: Claro que he venido, ¿por qué no iba a venir?
Sara: No sé, supongo que por estar conmigo te pierdes montón de cosas.
Lucas: Sí, me pierdo a Mariano cantando en la ducha. Está cantando ahora  mismo solivi…
Sara: No, Lucas, te lo digo en serio. Cualquier tía de tu edad con quien quieras estar te puede dar mucho más que yo.
Lucas: Nadie puede darme lo que tú me das… nadie. 


Sara: Hola, esto te parecerá un poco raro, pero bueno. Es que, estás tan cerca siempre, pero tan lejos. Tengo guardado el palito del helado que te comiste un día conmigo, y este es un mechero que te quité. A veces lo enciendo, y cuento las horas que me faltan para volver a verte, y pienso en qué te voy a decir y qué voy a hacer, para que te enamores de mí. Quiero que sepas que cuando estés triste yo lloraré contigo, y que cuando seas feliz, pues que me reiré contigo. Y que aunque pasen mil años, yo siempre voy a estar esperándote. Siempre. Porque no hay nadie en este mundo que te quiera tanto como yo, nadie. Te quiero Lucas.


Lucas: ¿Cómo me declaro? ¿Inocente o culpable?
Sara: Di la verdad. Declárate enamorado. 



Sara: Ya sé porqué te quiero... Te quiero porque eres casa, da igual lo que pase ahí fuera, porque juntos, somos casa, y todo está en paz. Vienes aquí y te duermes en mis brazos y yo me quedo toda la noche mirándote, porque es lo más bonito que puedo hacer. Tú eres mi casa, y yo soy tu casa. Te quiero. 

Lucas: ¿Sabes? Yo también sé porqué te quiero... Porque haces las cosas fáciles. Porque si tuviera que elegir un sitio para vivir... sería tu cuarto. Porque debajo de tu cama, el mundo es tan pequeño, que parece que no puede pasar nada más. Y a mí no me hace falta que pase nada más, si estoy contigo...


Sara: Ahora no puedes hacer como si no te enteraras, como si nada de esto fuera contigo, porque sabes que te quiero. Que te quiero desde que era una niña, y que no sabría cómo decirte que no puedo vivir sin ti. No quiero estar con nadie de mi edad, sólo quiero estar contigo, porque tú eres mi hombre, y eres el que mejor me conoce. Que no sé cómo explicarte esta sensación que llevo por dentro, este terremoto, que pasa cada vez que te tengo cerca, que no sé cómo explicarte que te quiero tanto... más que al mundo entero y por eso me decido a dar este paso...


Sara: Me gusta el olor a lluvia, porque es como si estuvieras aquí, aunque en realidad no estás. Me gusta, porque me recuerda a ti. Tiene tu perfume, o al menos el perfume que me imagino que tienes, desde que no estás conmigo. Y entonces cuando llueve, me gusta salir a la calle y empaparme de ti. El olor a lluvia me recuerda cuando te fuiste, y eso me hace sentir un poco mejor porque, sin quererlo, me recuerda que algún día viniste con la lluvia para quedarte. El olor a lluvia me gusta, y tal vez porque hace que sienta que te tengo al lado, o por lo menos bastante más cerca. El olor a lluvia me recuerda a ti. Entonces, cuando llueve y estoy sola, pienso en dónde estarás, qué estarás haciendo. Y me imagino que el olor a lluvia te va  a hacer pensar en mí. Porque yo también tenía olor a lluvia en tus recuerdos. Y entonces me gusta cuando llueve. Porque creo que es el momento en el que tú yo nos encontramos. 


Lucas: Hace un año, dos meses y tres días, te dije que cuando cumplieras los 18, iba a estar contigo. Te faltan dos días. Piénsatelo, tranquilamente,y cuando lo sepas...  me lo dices. 


Mariano: Que no amas Lucas, que no amas, que estás ahí, encerrado en ti mismo como el niño burbuja, como una almeja, que las mujeres te invitan a entrar y tú te quedas en el umbral ¿y por qué? Pues porque no amas tío, no amas y eso denota vacío existencial.


Lucas: Yo entiendo que la niña es pequeña, yo entiendo que yo soy mayor, yo estoy con vosotros... pero es que yo la quiero.



Lo he perdido todo por estar contigo. Y duele, joder, claro que duele, pero es el precio que yo pago para estar contigo...



Lucas: El cuento ha acabado como tienen que acabar los cuentos. La princesa en el castillo y el hijo puta del ogro, hecho un desgraciao. 

FUENTE: WWW.HUGOSILVAWEB.NET/WWW.HUGO-SILVA.COM

Lucas: La única razón que tengo para seguir luchando, eres tú. 


Sara: ¿Sabes por qué a la gente le gusta estar enamorado? Porque cuando estás enamorado, te sientes vivo y eres... como un niño. Y a todo el mundo le gusta ser un niño, incluso a los carrozas como tú. 


Lucas: Ya sólo pienso en las horas que faltan para verte. Porque ya sólo pienso en ti. 



Lucas: Hay palabras que suben como el humo y otras que caen como la lluvia.


- Parece que va a llover. 
- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. 


Lucas: ¿Sabes una cosa, Sara? Que no puedo volver a imaginar mi vida sin tenerte a mi lado y que no puedo dejar de mirar tus ojos... a veces recuerdo lo que te he hecho sufrir, rompiéndome por dentro al no poder besarte, deseando sentirte siempre cerca de mí. Bloqueado muchas veces pero con el corazón a mil, sufriendo por si dejabas de quererme, pidiéndote todo sin entregarte nada. Negándolo siempre pero soñando con tu boca y que dos palabras salieran de tu boca. 


Sara: Lucas, ayer hicimos el amor. 
Lucas: ¡La madre que me parió!


Sara: ¿Me llevas al cole hoy?
Lucas: Te voy a comprar un despertador, Sara. 
Sara: Sí me lo pondré debajo de la almohada, o mejor, ¿por qué no vienes tú a despertarme por las mañanas?
Lucas: Mejor el despertador. 
Sara: Sí, porque lo de que vinieses tú... a mí me echarían del colegio por falta continuada y a ti te echarían de la comisaría. 


Sara: El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una, pero aunque se parezcan, los miedos son tan diferentes y tan personales, como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño, miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va dejando la conciencia, el miedo a ser culpables de lo que les pase a los demás, y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca. Y hoy he escuchado a un señor en la tele, un señor encantador, que decía que la felicidad es la ausencia de un miedo. Y entonces me he dado cuenta de que últimamente, yo ya no tengo miedo. Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien, a veces cuesta, pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar, y de repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar.



Sara: A mí es que lo de ahorrar nunca se me ha dado bien, yo me lo fundiría todo en un segundo. Cierra los ojos, ciérralos... dame tu dedo, a ver dónde nos llevan mis ahorros. Madagascar, África, me gusta...


Sara: Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella la que tiene que encontrarnos. Y eso será dónde menos te lo esperas. En el instituto, en el supermercado, en mitad de una huida... Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino, sólo es el principio de otro y que lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado. Y esconderse es lo que menos te importa, lo que te importa es que estás tocando con la yema de los dedos, eso que has estado soñando toda tu vida y ya sólo importa el hoy, el presente y lo que queda por vivir. 


Lucas: ¿Sabes qué es lo que me gusta de ti? Que cuando estoy realmente jodido siempre apareces con esa sonrisa, y eso me gusta...


Lucas: Cenicienta ya han dado las 12. 
Sara: Es que yo ni calabaza, ni carroza, ni hada madrina, ni nada de nada... ¿Qué es eso?
Lucas: ¿Esto? Es un regalo que tendrás que abrir dentro de 1 año, 2 meses y 5 días. 



Cuando uno piensa en el amor, piensa en los amores de su vida, en amores tranquilos, o en amores tiernos, porque así han sido los pocos amores de mi vida, y es que yo he sido de enamorar a golpe de pico y pala, de horas en el portero automático y de tardes de domingo en el cine, de echar distancias, y de meses y meses hasta el primer beso. No todos los amores son así, los hay de todo tipo, amor inesperado, amor imposible, amor clandestino, y por supuesto amor loco. El amor fue un amor que todo el mundo debería tener derecho a probar, aunque sea una sola vez en la vida, un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la cordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha.



Lucas: Yo no te voy a dejar ir como Paco, si te quieres ir, tendrás que reventarme el pecho a balazos. 


Lucas: A ver Coque... escúchame bien. Si te acercas a Sara, te entrullo, si Sara se acerca a ti, te entrullo, si te cruzas con Sara por el pasillo... te entrullo ¿lo has entendido?





Lucas: Parece que va a llover.

Sara: ¿Parece que va llover, significa que "te quiero"?
Lucas: Sí.
Sara: Es algo así como... ¿un código secreto?
Lucas: Sí.
Sara: ¿Y me lo dirás cada día?
Lucas: Cada día


Sara: Dicen que enamorarse es un acto reflejo, como tener miedo. Yo fui una niña sin miedo. No me asustaban los fantasmas, ni los monstruos, ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama segura de que no había esqueletos ni vampiros. Podía enfrentarme a las niñas de 5º, segura de que no me iban a quitar la merienda. Y así hasta hoy. Segura de que puedo coger una magnum, y avanzar por un callejón vaciando el cargador, porque no es eso lo que me da miedo. Lo que me aterra es decir que sí a algo que no podré cambiar mañana. Pensar en un sofá para toda la vida, en un crédito hipotecario, en una declaración conjunta, o en un 'esta tarde tenemos que hablar'. Buscar colegios y canguros, y pensar en un lugar para vivir cuando ya no tengamos pulso para sostener la magnum. Y de pronto todo ese terror se empieza a disfrutar como el looping de una montaña rusa. Y eso... es la felicidad.




La Real Academia define la palabra "imposible" como algo que no tiene ni facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente. Puesto a escoger, a mi me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad, como a todo el mundo supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la ética. Que David ganara a Goliat era improbable pero sucedió. Un afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió. Que los Barón Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero también sucedió. Nadal desbancando del número uno a Federer, una periodista convertida en princesa, el doce uno contra Malta. El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente, por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables.




Sara: En el instituto, en 4º curso nos explicaron la teoría de un sociólogo, un tal Maslow. Que decía que todos buscamos las 7 mismas cosas en la vida. Él lo llamó, la jerarquía de las necesidades humanas. Lo primero que buscamos es la supervivencia, la salud que nos permita seguir viviendo. Lo segundo es la seguridad, sentirnos protegidos... Después está el amor, según Maslow nadie puede vivir sin tener amor, o sin buscar el amor. La cuarta es el respeto, que los demás valoren lo que hacemos, nuestras decisiones, aunque nos equivoquemos. Le sigue la necesidad de entender, de conseguir explicar por qué la gente toma decisiones que nos duelen. Penúltima necesidad humana, es la estética o espiritual, sentirnos parte de algo especial y único, el plan perfecto de nuestras vidas. Y la última, la autorrealización, intentar encontrar nuestra auténtica naturaleza, lo que somos.

Hace 4 semanas, dos días y 17 horas que Lucas se marchó a Carolina para convertirse en agente del CNI, Maslow diría que está llevando a cabo la séptima de las necesidades humanas, pero Maslow no tiene ni idea de lo que es despertarse abrazada a Lucas, así que se puede meter su teoría por donde le quepa, porque lo único que buscamos en la vida, lo único, es ver la persona que queremos cuando abrimos los ojos por la mañana.




Sara: Sácame a cenar esta noche... por favor... me muero por quedar contigo... me muero por sentarme en frente... por olerte... por mirarte...





Lucas, ¿me esperarás?

Sólo quedan 289 días.



Sara: Hoy más que nunca he vuelto a recordarte. Está lloviendo, y eso me hace pensar en todos aquellos momentos que vivimos juntos. Hacía mucho tiempo que no llovía como hasta ahora, pero me gusta pensar que esto quiere decir que estás pensando en mí, y que quizás sea una señal que me está indicando que no tengo que intentar olvidar todo… ¿Cómo estarás? ¿Estarás viendo llover? Seguramente sí, y si estás pensando en mí, me gustaría que esta lluvia te llevara todos los besos y abrazos que no te di… Ah, y todos mis “Te quiero”. Me estoy dando cuenta de que por más que intento olvidarlo todo no puedo, has sido tanto en mi vida que ahora no puedo olvidarte… Creo que en realidad no quiero hacerlo. Un día más no puedo dejar de pensarlo, quizás mañana cuando el tiempo cambie y haga sol pueda intentarlo de nuevo.


Sara: Mira Lucas, esto se llama un abridor, para que no tengas que hacer el macarra con la pistola cada vez que quieras una cerveza


Lucas: Creo que tengo una obsesión, me despierto todas las noches pensando en ella... En entrar en su habitación, en raptarla y en partirle la cara a quien se ponga por delante. 


FUENTE: ANTENA3 Y ANTENA 3.COM

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