La isla bajo el mar
AUTOR: Isabel Allende nació en Lima en 1942, aunque de nacionalidad chilena, Isabel Allende ha trabajado infatigablemente desde los diecisiete años, primero como periodista y luego dedicada por entero a su auténtica vocación: la narrativa. En 1982, y tras la publicación de La casa de los espíritus, se convirtió en uno de los nombres clave de la literatura latinoamericana. Acogida con excepcional entusiasmo por crítica y público, y traducida a numerosos idiomas, su obra ha estado desde entonces marcada por el éxito, con títulos como De amor y de sombra (1984), Eva Luna (1987), Cuentos de Eva Luna (1988), El plan infinito (1991), Paula (1994), Afrodita (1998), Hija de la fortuna (1999), Retrato en sepia (2000), La Ciudad de las Bestias (2001) - primer título de la trilogía Las memorias del Águila y el Jaguar, que completan El reino del Dragón de Oro (2003) y El bosque de los pigmeos (2004) , Mi país inventado (2003), El Zorro (2005), Inés del alma mía (2006) y La suma de los días (2007).
EDITORIAL: Círculo de lectores.
AÑO: 2009.
PUNTUACIÓN: 8'5/10.
PUNTUACIÓN: 8'5/10.
SINOPSIS: Para ser una esclava en el Saint-Domingue de finales del siglo XVIII, Zarité había tenido buena estrella: a los nueve años fue vendida a Toulouse Valmorain, un rico terrateniente, pero no conoció el agotamiento de las plantaciones de caña ni la asfixia y el sufrimiento de los trapiches; porque siempre fue una esclava doméstica. Su bondad natural, fortaleza de espíritu y honradez le permitieron compartir los secretos y la espiritualidad que ayudaban a sobrevivir a los suyos, los esclavos, y conocer las miserias de los amos, los blancos.
Zarité se convirtió en el centro de un microcosmos que era un reflejo del mundo de la colonia: el amo Vamorain, su frágil esposa española y su sensible hijo Maurice, el sabio Parmentier, el militar Relais y la cortesana mulata Violette, Tante Rose, la curandera, Gambo, el apuesto esclavo rebelde...
Al ser llevada por su amo a Nueva Orleans, Zarité inició una nueva etapa en la que alcanzaría su mayor aspiración: la libertad. Más allá del dolor y del amor, de la sumisión y la independencia, de sus deseos y los que le habían impuesto a lo largo de su vida, Zarité podía contemplarla con serenidad y concluir que había tenido buena estrella.
VALORACIÓN: Siempre me han gustado mucho los libros de Isabel Allende, una de mis escritoras preferidas. Me encanta su estilo y sus historias. La historia de Zarité me ha atrapado desde el primer momento. Le coges cariño y quieres que triunfe, que consiga lo que se propone y te enfureces ante la crueldad de su amo, Toulouse Valmorain, de su primera esposa Eugenia del Solar García y más aún, ante el odio de su segunda esposa, Hortense Guizot. No puedes ante tanta injusticia, tan sólo por el hecho de ser de diferente color. No lo ves normal.
Esta historia, también se muestra en la película que vi ayer, Criadas y señoras: la diferencia de clases y el odio hacia los negros. Ambas contadas desde el punto de vista de las víctimas y luchadores, los negros.
FRAGMENTOS:
"En mis cuarenta años, yo, Zarité Sedella, he tenido mejor suerte que otras esclavas. Voy a vivir largamente y mi vejez será contenta porque mi estrella -mi z'etoile- brilla también cuando la noche está nublada. Conozco el gusto de estar con el hombre escogido por mi corazón cuando sus manos grandes me despiertan la piel. He tenido cuatro hijos y un nieto, y los que están vivos son libres. Mi primer recuerdo de felicidad, cuando era una mocosa huesuda y desgreñada, es moverme al son de los tambores y ésa es también mi más reciente felicidad, porque anoche estuve en la plaza del Congo bailando y bailando, sin pensamientos en la cabeza, y hoy mi cuerpo está caliente y cansado".
"Golpeo el suelo con las plantas de los pies y la vida me sube por las piernas, me recorre el esqueleto, se apodera de mí, me quita la desazón y me endulza la memoria. El mundo se estremece. El ritmo nace en la isla bajo el mar, sacude la tierra, me atraviesa como un relámpago y se va al cielo llevándose mis pesares".
"Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre... mientras baila".
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